Resulta inevitable encontrarnos
con este nuevo concepto de “Profesor del siglo XXI”, desde hace unos años,
existe un debate acerca de la “nueva educación”. Nos encontramos con un
término que parece insinuarnos que el profesor de este siglo, es
significativamente distinto a lo anteriores. A menudo me viene a la cabeza esta
pregunta:
¿Es un maestro actual distinto de
uno de hace 100 años?
Los cambios que ha vivido la
sociedad en estas últimas décadas han repercutido indudablemente en la
educación y en las aulas. Las nuevas tecnologías, el “mundo de la información”,
los móviles y mensajes instantáneos, todo esto tiene un claro impacto en la
educación y por lo tanto en la tarea del profesor.
Según algunos, los profesores de
hoy, no solo deben estar al corriente de las nuevas tecnologías, sino que deben
saber usarlas en clase para todo, pues sino sus alumnos no estarán al alcance
de los conocimientos que la sociedad demanda actualmente.
Para otros, en cambio, el uso de todas estas
tecnologías parece una amenaza hacia la educación tradicional, una pérdida de
tiempo o una simple herramienta como cualquier otra. ( Estos últimos casos
suelen ser un perfil de profesores que llevan ya mucho tiempo enseñando, y que
prefieren seguir con sus métodos tradicionales antes que cambiar por completo
su plan de estudios).
En mi opinión ninguno de los
extremos me parece el oportuno, es cierto que no somos los mismos maestros del
siglo pasado, y que la sociedad ha cambiado como lo hace siempre, pero tampoco
podemos cambiar la esencia de la educación y “sustituirnos” por lo que son las
herramientas para educar.
Así que la clave desde mi
inexperta opinión, estaría en encontrar el equilibrio entre estas dos
posiciones, adaptándonos a la sociedad, a los cambios y lo más importante, a
nuestros alumnos y a sus necesidades.
Aquí dejo un interesante cuadro
con las características que un profesor actual debería tener. Como se puede
ver, la mayoría de estas características podrían ser de un profesor de hace 100
años.
¿No creeis?